COVID19 para todos los públicos, una visión desde la fisiología

Lo primero, decir que este texto ha sido escrito con la intención de que cualquier persona pueda leerlo. No hace falta tener conocimientos previos, por lo que existe un esfuerzo para facilitar la compresión del lector a través de un lenguaje sencillo, que permita entender aspectos técnicos complejos de biología, fisiología, etc.

Estamos en un momento histórico en que las tornas han cambiado con respecto a la información.   Hoy en día, hay mucha información (quizás un exceso), pero sin embargo, cada vez hacen falta más conocimientos para poder aportar un buen juicio informativo sobre un determinado tema.  Esto es debido a que las áreas de conocimiento  están  cada vez más especializadas (es decir, cada vez sabemos más y más, de temas  que cada vez son más específicos). La resultante de esto es que, la mayoría de la información que a día de hoy circula, suele estar bastante alejada de la realidad de conocimientos, que actualmente tenemos sobre lo que se está difundiendo. 

Por lo tanto, el problema de hoy en día no es el acceso a la información, si no en poder filtrar la información que es buena, si eso lo aderezamos con la cantidad de sesgos que identifican al ser humano como especie y al “boom” de las redes sociales, nos encontramos frente a un hervidero de comentarios y noticias dispares, contradichas unas con otras, pero que normalmente esconden la confirmación de algún sesgo o algún otro tipo de interés.

Con este texto no pretendo posicionarte de ningún bando (si es que realmente existen). El único objetivo es que, de una forma simple y con un lenguaje sencillo, entendamos de una mejor manera como interactúa el virus COVID 19 (SARS-CoV-2) con nuestro organismo. Cada una de las lineas están escritas desde la parte menos pretenciosa del tema, es decir, desde la fisiología.

Y siendo justo con lo que he dicho, es probable que ni siquiera yo sea la persona más capacitada para aportar información sobre el COVID-19, por eso voy a hablar de algo más básico, fisiología y biología, sin aportar ningún tipo de opinión, y aún así, te invito a que seas excéptico/a con el presente texto. 

Empecemos:

Pues bien, al primero que os quiero presentar es al sistema inmune (SI), el protagonista de está historia. El SI es una familia de numerosos miembros que luego conoceremos y que tiene la función de protegernos. El SI es tan eficiente, que esta permanentemente trabajando en esta tarea sin que ni siquiera nos demos cuenta. Es nuestra linea de defensa contra  todo aquello que pudiera hacernos daño (patógenos), como por ejemplo los miles de microbios que nos cruzamos diariamente.  Cuando una de las miles batallas que libra se vuelve más exigente, es probable que nosotros lo percibamos a modo de síntomas (fiebre, dolor, fatiga, vómitos, etc.). Cuando esto ocurre no penséis que se ha quedado paralizado sin trabajar, más bien ocurre todo lo contrario, toda la familia del SI se pone a batallar para frenar el peligro.

Una vez conocido al SI, vamos a conocer a sus integrantes, ya que son los verdaderos protagonistas. Como si de una empresa se tratase, cada uno de ellos tiene una función concreta, necesaria para sacar el trabajo adelante.  Estos protagonistas son principalmente células, y cada una de ellas está especializada en una tarea. Como cualquier empresa, esta se mantiene cuando todos cooperan de una forma eficaz y coordinada.

Las células  actúan poniendo en marcha muy diversos procesos, como generación y degradación de moléculas necesarias, comunicación con otras células, y ¡a veces hasta suicidándose! . Una parte importante de la célula es el ADN, que no es otra cosa que el manual de instrucciones de esa célula. En este manual está todo lo que la célula puede hacer y además explica como hacerlo. Como el manual es muy grande, a veces se necesita “arrancar” temporalmente unas páginas, que es un apartado donde viene únicamente lo que en ese momento la célula tiene que hacer. Realmente estas páginas no se arrancan, si no que se copian rápidamente en un blog de notas, el ARN. Por lo tanto podríamos decir que este ARN es un minimanual de instrucciones para una tarea concreta y que está presente temporalmente mientras que sea necesario llevar a cabo esa función. 

Es importante saber esto ya que el COVID19 es un virus que no tiene ADN, solo tiene ARN. Es decir, es tan simple, que en unas pocas paginas esta explicado su funcionamiento. Esto le dota de una gran ventaja, se replica muy rápido (por eso se expande tan rápido), pero también de una gran debilidad, y es que es muy vulnerable, por eso necesita estar en lugares muy concretos para poder sobrevivir (como los tejidos epiteliales de nuestro organismo, por ejemplo los pulmones).

Cada tejido tiene sus poblaciones celulares específicas y por lo tanto, el SI tiene las suyas (neutrófilos, macrófagos, linfocitos, células dendríticas). Los lugares donde principalmente residen estas células del SI son en el sistema sanguíneo (están en la sangre),  en  los ganglios linfáticos y en el bazo, aunque también suele haber un número reducido en cada tejido (piel, tendones, músculos, etc.)

Terminando ya con la parte inicial de presentación de este SI, no puedo dejar de hablar de una propiedad de este sistema que me parece fascinante, y es su capacidad de memorizar.  El SI tiene memoria, es decir, se acuerda de cada una de las batallas que ha librado. Esto es fundamental para la supervivencia, pues que mejor forma de defenderse, que saber de que modo va a atacar tu enemigo. A medida que envejecemos, el SI se deteriora, pero sin embargo cada vez tiene una base de datos mayor para poder defenderse, contrarrestando así (en cierto modo) su perdida de eficacia derivada de la edad.

Ahora te explicas porqué hay virus que solo pasas una vez en tu vida (como la varicela) y porqué estar expuesto a ciertos patógenos durante nuestra vida (sobre todo de joven, cuando somos más “fuertes”) es importante de cara a la defensa futura. Ahora también te explicas porqué de pequeño nos vacunan. Hay ciertos virus y microbios que son “duros de pelar” y que durante años han ocasionado miles de muertes ya que no los conseguimos vencer. Las vacunas lo que hacen es “amañar” la pelea introduciendo un virus muy debilitado, de tal manera que tu SI no tenga ningún problema para proclamarse campeón. Gracias a la capacidad de memorizar, el SI sabrá después reconocer el virus en el futuro y por tanto generar una buena defensa sin ningún riesgo. ¡A cambio de un pequeño picotazo, conseguimos que virus que antes mataban millones de personas ya no lo hagan!

Pues bien, una vez conocido a nuestro protagonista vamos a contar una de esas batallas que actualmente está librando, su cruzada contra el COVID19.

Muchas malas noticas circulan sobre esta batalla que se está librando, parece oírse que este COVID19 tiene acorralado a nuestro SI, que no es capaz de generar estos anticuerpos de memoria para defenderse en el futuro, etc. Cuidado que a veces las noticias quieren despistar al enemigo, pero la realidad es mucho más compleja y no todo son malas noticias, nuestro SI está demasiado bien pensado como para cometer grandes errores.

Presentemos esta batalla. Cuando el virus entra en nuestro organismo tiene como objetivo sobrevivir, y para ello tiene que replicarse (multiplicarse). El problema es que para conseguirlo necesita introducirse dentro de otra célula (nuestras células), ya que es tan débil, que sin ayuda no puede sobrevivir mucho tiempo. Por lo tanto, su estrategia para esta batalla es clara, tiene que conseguir “viajar” a tejidos de nuestro organismo donde pueda asaltar nuestras células.  Sus tejidos preferidos son los que tienen revestimientos epiteliales, como las vías aéreas y los pulmones, las células de estos entornos tienen una puerta en su membrana que el virus sabe abrir (realmente es una enzima denominada ACE2) y por lo tanto entrar.  Si entrara por ejemplo por vías digestivas, moriría antes de poder llegar a un lugar donde poder replicarse, sin embargo las vías aéreas  resultan el lugar más sencillo (por eso continuamente oímos que la gente que lo sufre tiene neumonías y que precisa de oxigeno). 

Cuando el virus entra en la célula, intenta engañarla, ¿recordais lo del ARN?, pues bien, lo que hace es depositar este mini manual de instrucciones (ARN) que tiene, que al ser tan simple, !es nuestra propia célula quien se pone a “crear” lo que pone en ese manual!. Si, estás en lo cierto, el virus engaña a nuestra propia célula para generar nuevos virus, y cuando esto se completa, los virus abandonan la célula y se van a buscar nuevos “huéspedes”. 

Cuando un patógeno nuevo, como lo es el COVID19, entra en contacto con nuestro organismo, el SI empieza con una defensa rápida y casi refleja (inmunidad innata). Si, lo cierto es que nuestro SI es en realidad un “matón”  que ataca absolutamente todo lo que no conoce, sin ni siquiera preguntar.  La primera linea de defensa suele estar mediada por los macrófagos, células del SI poco estrategas pero muy útiles combatiendo. Son tan “sádicas” que van directamente a comerse al patógeno (literalmente). Estos macrófagos (como otras células), tienen la capacidad de comunicarse unas con otras, lo hacen a través de unas moléculas llamadas citoquinas, que actúan de mensajeros (o whatsapp). Estas citoquinas viajan por el tejido para avisar al resto de células de lo que está ocurriendo y que estas se pongan en “modo defensivo”. Cuantos más patógenos haya, mayor cantidad de whatsapp están circulando y mayor número de células se unen a la batalla.

Cuando las células reciben el “whatsapp” que avisa de que hay peligro, se ponen en “modo defensivo”  creando barreras propias para no ser infectadas por el virus,  difundiendo este mensaje generando más citoquinas, e incluso a veces, si piensan que pueden estar infectadas !Se suicidan!. Ya lo lo dijimos el SI es muy radical y no se anda con  tonterías. La resultante de esto es que el SI intenta crear un ambiente desfavorable para el virus (ambiente inflamatorio). 

Cuando ya estamos en este ambiente hostil, todas las células y no solo los macrófagos están luchando para vencer al virus. Esta segunda linea de defensa, denominada inmunidad adaptativa, ya mucho más estratégica que la primera, es la encargada de analizar al enemigo de forma específica para encontrar su punto débil. Claro, esto tarda 1 o 2 semanas en ponerse en marcha. 

Unas de las primeras células que que se ponen a trabajar en este segundo ataque son las células dendríticas. Estas largas células funcionan a modo de espías, estudiando los puntos débiles del enemigo. Para analizar el virus, a veces lo secuestran y se lo llevan a una especia de salas de tortura, los ganglios linfáticos, Es aquí donde tras un arduo interrogatorio, al virus no le queda más remedio que “cantar” y chivar al SI cual es su debilidad. Fijaros lo que debe ocurrir aquí que hasta los ganglios linfáticos se hinchan en las infecciones.

Ahora, ya con esta útil información en su poder, las células dendríticas transmiten los puntos débiles del virus a otras células ya más famosas, los linfocitos, quien considerados como héroes suelen llevarse la gloria de las victorias. Es ahora, cuando empieza la mayor y mejor defensa contra el virus, el SI ha tardado un poco, pero a partir de ahora va a crear un ejercicio especializado en vencer  a este virus. ¿Como lo consigue? Fijaros que interesante. Ahora, los linfocitos (en concreto los linfocitos B y los T colaboradores) empiezan a fabricar una especie de “armas”, los anticuerpos, que son super efectivas contra el virus. Cuando un anticuerpo ataca (en realidad se une) al virus, este queda muy debilitado, haciendo que el resto de células que hablamos antes no tengan ningún problema para derrotarlo. Es decir, estos anticuerpos son  la “criptonita” del virus.  Ademas de esto (que ya es fascinante), otro tipo de linfocitos (linfocitos T citotóxicos), evolucionan  y se transforman células asesinas (se llaman así, natural killers),  las cuales empiezan  moverse por el organismo, ordenando a las células infectadas a morir.

Supongo que mucha gente que está leyendo esto, estará sorprendida de la manera en la que su SI batalla contra estos enemigos. Pero esto no termina aquí, como antes dijimos, el SI tiene memoria, por lo que no da por finalizado su trabajo cuando el virus es derrotado. Ahora se transforma en un responsable sistema que establecerá las bases se actuación para estar preparado por si hubiese futuros ataques. Una vez el virus es vencido, los linfocitos que han estado trabajando mueren, por lo que  dejan de generar anticuerpos (por eso se dice que los anticuerpos desaparecen). Sin embargo, un número de anticuerpos no mueren si no que emigran a la medula ósea. Estos son los linfocitos  B de memoria, los cuales serán los sabios guardianes, que conocen el punto débil del virus y permanecerán allí durante mucho tiempo (a veces toda la vida) esperando apaciguadamente, por si el enemigo (COVID19) ataca de nuevo. Si de casualidad esto ocurre (que puede ocurrir perfectamente), la respuesta del SI es mucho más rápida puesto que ya tenemos la información de como vencer al virus incluso antes de que este aparezca nuevamente. Es decir, los anticuerpos se van a crear mucho más rápido y de mucha mejor calidad (a veces se llaman super-anticuerpos).

El caso del COVID19 no es diferente al de otro virus, claro que se generan anticuerpos, y claro que tenemos respuestas neutralizantes mejoradas si previamente lo hemos pasado.  Lo que aún no tenemos son respuestas exactas a preguntas del tipo ¿Qué exposición hay que tener para generar anticuerpos duraderos y de calidad?¿Cuánto pueden durar en nuestro organismo?¿Pueden permanecer toda la vida en nuestro cuerpo si no hay una nueva exposición al virus?.  Es normal no tener todas las respuestas, pues apenas han pasado unos meses desde que todo esto empezó, pero esa gente que a veces se la critica, son las que están estudiando al virus sin descanso para poder responderlas cuanto antes. 

Hasta aquí, lo que has leído es todo perfecto, sin embargo, lo que estas viendo a tu alrededor, es que muchas personas están teniendo que ser atendidas debido a que este virus esta ocasionando múltiples problemas respiratorios, como neumonías, embolias, trombosis, etc., y que hacen que las personas tengan que ser ingresadas en UCIS porque son incapaces de respirar. Cuando esto ocurre pensamos que nuestro SI está fallando, pero la verdad es que no es así.  El SI es incansable, por lo que en realidad, lo que ocurre, es lo contrario,  el SI va a la carga con una respuesta inmune cada vez más grande e intensa, generando un ambiente tan hostil que incluso es perjudicial para nosotros mismos. Una de las moléculas claves en todo esto son las citoquinas, que como ya hablamos antes, eran mensajeros que servían para comunicar unas células con otras y poner en marcha procesos de defensa. Estas citoquinas son liberadas principalmente por las células (por ejemplo, por los macrógagos cuando atacan a los patógenos) y son sustancias de carácter pro-inflamatorio. Cuando estas citoquinas o se unen a otras las células,  ponen en marcha dentro de la célula procesos inflamatorios, lo que implica que esta nueva célula genere a su vez mas citoquinas. Claro, esto puede ser como un circulo cerrado, a mayor numero de citoquinas, más interacción con las células, que a su vez generan más citoquinas. En principio esto esta pensado para generar rápidamente un entorno inflamatorio (la inflamación genera un ambiente ventajoso para el sistema inmune y poco favorecedor para el virus).  

En condiciones normales, también se generan un numero de moléculas que son anti-inflamatorias, por lo que cuando los macrofagos no tienen a ningún enemigo que abatir, la situación poco a poco vuelve a la normalidad. Si esto no ocurriera, el SI ya dijimos que era implacable e incansable por lo que seguiría cada vez más y más dentro de este circulo cerrado que genera un incremento exponencial de la situación inflamatoria. Pues bien, realmente esto es lo que esta pasando con el COVID19, se replica tan rápido en el interior, que al SI no le queda más remedio que ir con todo, liberando una gran “tormenta citoquinica”.  Los casos “graves” del COVID19, son los que esto ocurre,  la inflamación es tan grande, que ocasiona que los pequeños sacos de aire del pulmón se llenen de líquido, impidiendo y dificultando la respiración (de ahí lo de la neumonía) y generando trombos, ya que la inflamación y el propio daño que produce el virus en las células que revisten los vasos sanguíneos,  produce un incremento de la coagulación sanguínea (de ahí el incremento de trombosis y embolias pulmonares). 

Leyendo esto, entendemos porqué las personas más afectadas y con mayor índice de mortalidad son aquellas que tienen alguna comorbilidad asociada (problemas respiratorios, obesidad, hipertensión, problemas cardiovasculares, etc.). Claro, si ya tienes un problema respiratorio de base y esto ocurre, pues las consecuencias se magnifican. Lo mismo ocurre con las afecciones cardiovasculares e hipertensivas, puede ocurrir que el COVID19 termine de dar el “último empujón” que produzca nefastas consecuencias. Un caso quizás menos obvio y entendido es el de la obesidad y la diabetes, sin embargo, estas enfermedades producen consecuencias nefastas en multitud de patologías. Las personas que tienen un numero mayor de células grasas en su organismo, producen un incremento mucho mayor de citoquinas ante cualquier tipo de situación, por eso son etiquetadas como personas en un “situación pro-inflamatoria” ya de base. Claro, en el contexto del COVID19 esto puede ser algo muy peligroso. 

Maldito virus la que está liando, necesitamos generar una buena defensa para librar esta y futuras batallas, pero para ello necesitamos estar expuestos al patógeno, pues esta es la única forma de generar anticuerpos de memoria. Sin embargo, estamos viendo que esto puede ser fatal para las personas mayores y/o con comorbilidades. En estos casos, tener anticuerpos puede tener como coste la vida. Por lo tanto, lo que la mayoría de la gente esta esperando, es la creación de una vacuna que arroje un halo de esperanza. La vacuna es una forma de tener anticuerpos a través de una batalla “amañada “ del SI contra el virus.

Seguro que has escuchado y leído comentarios del tipo “nos están engañando, no es normal que unas vacunas se hagan en años y otras en meses”. De nuevo, comentarios que, aunque ciertos, (hay vacunas que tardan años), son inoportunos, puesto que la elaboración de una vacuna no sigue un único proceso, y como otras cosas en la vida, va mejorando con el tiempo. Es decir, no hace falta tener de primeras el mejor coche, puedes desplazarte en uno de gama menor hasta que llegue la posibilidad de tener un “Ferrari”. Con la primera vacuna pasa igual, es cierto que no tendrá el máximo potencial inmune que podamos crear, pero sin duda generará un efecto positivo para aquellas personas que sea necesaria. Por lo tanto, si es posible acortar el tiempo de reacción de una vacuna, aunque con ello perdamos parte de su eficacia.

El proceso de creación de una vacuna son principalmente 3: Primero se crea, luego se prueba (ensayos clínicos) y después se fabrica. Los 2 primeros (sobre todo) pueden ser acortados debido que hay diferentes formas de llevarlos a cabo. Vamos a explicar esto brevemente para ir terminando

El objetivo de una vacuna es iniciar una batalla “amañada” del virus con tu SI para que le resulte muy fácil vencer y por tanto generar anticuerpos de memoria. Esto se consigue introduciendo un virus debilitado y sin capacidad de replicarse dentro de tu organismo. Es decir, no puede “llamar” a sus amigos para que ganen la pelea, por lo que tu SI le dará una buena paliza. Es por esto que, en ocasiones, podemos tener síntomas similares a la enfermedad (ligero malestar, fiebre, etc.), pero el cuento tiene un final feliz, vas a ganar la batalla y generaras cierta defensa de cara al futuro. La calidad y el tiempo  de la defensa futura depende de la calidad de la vacuna, pero seamos serios. ¡Mejor será si nuestra defensa es un poco mejor, sobre todo para sujetos vulnerables!

El primer paso es el de fabricar la vacuna, y es uno de los más importantes, puesto que hay “muchas formas” de crear una vacuna y depende de como se hagan, este proceso puede ser más lento/rápido y mas/menos eficaz. Normalmente (como es lógico), los procesos de vacunas necesitan más tiempo de dedicación (años), esto se debe principalmente a que la vía de creación de la vacuna precisa del cultivo de el virus en estratos biológicos, hasta que generemos un virus muy muy debilitado (es el mismo virus pero débil). Es probable que estos procesos ya estén en marcha, pero al necesitar soluciones rápidas se pueden poner en marcha otras vías mucho más rápidas pero que son algo menos eficaces.

Otra forma es coger al virus y someterle a un proceso que lo “desnaturalice” (normalmente térmico o químico), ahora lo que tenemos es un virus “atontado”, el cual tiene la batalla perdida con nuestro sistema inmune. Otra forma es coger una parte del virus (normalmente alguna proteína específica), que sea detectada por nuestro SI y genere anticuerpos específicos para esa parte. En ambos casos tendremos una vacuna mucho más rápida (semanas o meses) pero con una efectividad menor. ¡Es mejor esto que esperar años!.

La segunda fase son ensayos clínicos para testar la vacuna (normalmente en humanos) e ir resolviendo preguntas como ¿Cuánta inmunidad genera?¿Qué posología (dosis) es la adecuada?¿Existe algún tipo de efecto adverso?. Normalmente estas fases son lineales, pero en caso de emergencia se pueden ir haciendo de forma paralela para acortar los tiempos.

En resumen, si es posible tener una vacuna en un tiempo menor, aunque su eficacia no sea tan grande como las que puedan venir en el futuro. Aún así, creo que hay que poner en valor el esfuerzo incansable de esa gente que día a día está investigando para que poco a poco podamos conocer en mayor profundidad a este “miniser” que ha venido a formar parte de nuestro mundo. Espero que el texto te haya resultado interesante y te haya ayudado a entender un poquito mejor lo que todos estamos viviendo en primera persona. Y hasta que todo esto se resuelva, vamos a colaborar siendo respetuosos, pero sin tener ninguna duda que de esto saldremos adelante.

Muchas gracias

Victor Ortega pascual.

5 comentarios en “COVID19 para todos los públicos, una visión desde la fisiología

  1. Mariano dijo:

    Hola.
    Sin pretender ser experto en el tema, sí quiero decirte que el texto me ha parecido excelente. Tanto que me incita a añadir (que no a discutir) algunas consideraciones.
    Me llama mucho la atención el optimismo respecto a lo que nos espera, un optimismo quizá debido a la voluntad expresada de no poder ser acusado de parcial, de tomar partido. Traigo aquí la cita de Blas de Otero: «Maldigo la poesía de quien no toma partido, hasta mancharse», aunque probablemente no sea la entrada el lugar para hacerlo.
    También me choca que utilices a la «empresa» como ilustración de lo que puede ser una iniciativa cooperativa, de «destino común». Es difícil ignorar que la finalidad, quizá única, de una empresa es la obtención de beneficios para empresario o accionistas o el cobro de bonus por los directivos.
    Aplica lo anterior también a las empresas farmacéuticas, que, creo, llevan más avanzadas las negociaciones comerciales con los estados que el propio desarrollo de la vacuna. Las empresas no pueden actuar heroicamente mientras que las personas sí, o, al menos, sí podemos ser consecuentes.
    Después de décadas carecemos de vacuna contra el VIH y, aunque existe para el ébola, los brotes siguen apareciendo en África. Incluso la polio, con una vacuna absolutamente eficaz y sin reservorio animal para la enfermedad, se mantiene activa, eso sí, fuera de nuestro primer mundo. Solo la viruela ha sido erradicada.
    Creo que para poder ser optimistas en relación con la salud pública no solo son necesarias las capacidades científicas y técnicas sino que también debemos modificar muy profundamente el sistema socioeconómico en el que nos movemos. Debemos abandonar el «mercado» como elemento único que decide la asignación de los recursos, debemos enfrentar la desigualdad creciente entre personas y países, debemos quitar a la economía del centro y sustituirla por las personas y su desarrollo (que no crecimiento), debemos renunciar a la opulencia y al despilfarro, debemos pensar qué es lo que necesitamos realmente, que no es lo mismo que lo que deseamos, debemos enfocar los problemas colectivos de forma colectiva, abandonando el individualismo que nos están imponiendo…
    La entrada, excelente, aborda la cuestión desde la «fisiología» y es una entrada sin duda necesaria inconveniente, pero sirvan estos comentarios para llamar la atención de acerca de que el enfoque global es mucho más amplio. En el fondo, la lucha «fisiológica» la tenemos perdida (después de miles de millones de intentos ninguna persona ha llegado a los 130 años de vida), pero lo que nos estamos jugando es la lucha colectiva, la supervivencia como sociedad.
    Gracias por la paciencia y por la entrada.
    Mariano

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    • ortegapascualvictor dijo:

      Hola Mariano. Lo primero, gracias por participar activamente en la entrada y de aportar una visión paralela, pero sin duda , también transversal, al punto de vista meramente fisiológico.

      Como bien citas, la entrada está escrita desde la comodidad de la imparcialidad, quizás sea la forma más equidistante de exponer un tema, puesto que las opiniones están más expuestas a ser objeto de debate (cosa que por otro lado me encanta y creo necesario). La cómoda imparcialidad de esta entrada es para que ningún lector pueda hacer un juicio político sobre lo que estoy escribiendo, creo que de eso ya vamos sobrados.

      Efectivamente, como bien expones, el «mercado económico» puede que vaya más rápido que incluso que la fisiología proliferativa del virus, pero no solo por las farmacéuticas, también por ejemplo tiene premio económico el echo de realizar publicaciones medicas en relación al virus. Por lo tanto, se puede decir que, como para otras tantas cosas, el «motor de arranque», es el beneficio económico. Esto, en mi opinión, es un arma de doble filo. Tiene una parte buena y es que , cuando el asunto es relevante, el «motor» es de «alta cilindrada». Por lo tanto, debido a la capacidad que hoy tenemos, los conocimientos avanzan rápidamente, los tratamientos y vacunas llegan más rápido, etc. ¿Cual es la parte negativa de esto? Pues en mi opinión es que, esos motores son utilizados mayormente para carreras individuales, en lugar cooperativas y para asuntos de este tipo, creo que la cooperación es prácticamente indispensable. Hay «expertos» (no se como se otorga la etiqueta de experto) de este tipo de temas, que vienen tiempo diciendo que hay ciertas medidas altamente beneficiosas ante este tipo de pandemias, pero que no se pueden tomar porque no existe ninguna «formula» cooperativa para llevarla a cabo.

      Otro asunto a discutir es, ¿qué tipo de asuntos se les puede poner la etiqueta de «relevante» para arrancar ese motor de alta cilindrada?. Creo que en el caso del COVID es obvio, el primer mundo se siente vulnerable en todos los aspectos (social, económico, etc..), por lo tanto es una «egotista ventaja» para que todo vaya más rápido. Quizás, no lo se, pueda ser esto lo que diferencia a la «carrera del Covid» con respecto a la «carrera del Ebola» que expones (aunque ya exista una vacuna). El Ebola es un virus mucho más agresivo, si lo pillas hoy, mañana estás en la cama sin poder relacionarte con nadie. Esto hace el brote aunque más mortal, más fácil controlable, ya que la transmisión es mínima comparada con el COVID19. Si no recuerdo mal, los últimos brotes de Ebola se han dado (y se dan) en Africa y en Sudamérica. Probablemente una zona más oscura para occidente. Además, en estos lugares, es probable que tengan un gran listado de situaciones que generen mortalidades más altas que el Ebola.

      En definitiva, es cierto que, si buscamos uno de los denominadores comunes para «arrancar los motores», el aspecto económico sea uno de ellos. Probablemente, una ventaja injusta para muchas situaciones que han marcado incluso la evolución, mas allá incluso de la propia selección natural.
      Gracias de nuevo por contestar.
      Victor

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      • Mariano dijo:

        Repito las gracias, tanto por la entrada como por tu respuesta a mi comentario.
        Sin discrepar de lo que dices en tu respuesta, creo que es bueno poner de manifiesto algunos comentarios que van en una vía paralela. Ahí van.
        En primer lugar, la ideología. Pienso que todas las personas tenemos ideología (que, en el fondo, no es más que un conjunto de ideas interiorizadas) y que los que pretenden estar al margen lo que realmente hacen es ningunear todas las que no coinciden con la suya (un ejemplo muy claro puede ser la actual presidenta de la Comunidad de Madrid y su tratamiento «no ideológico» de la crisis y sus planteamientos de futuro basados en la iniciativa privada y la negación de la acción pública, en el ladrillo). Ello hace que esas personas solo acepten mensajes que estén en la linea de sus ideas, por lo que dudo del interés de hacer de ellas el objetivo de un texto. El diálogo solo es posible entre las personas no integristas.
        En cuanto al premio económico. Creo que, aunque los economistas defiendan que la «ciencia económica» abarca la totalidad del mundo, es más real que el mundo es más complejos e incluye varios campos que se complementan (simbólico, cultural, científico…) en los que también se juega las relaciones. Recomiendo el texto de Bourdieu titulado «El sentido práctico», accesible en internet.
        «El motor de arranque» y su doble filo. Creo que un filo no es tal, que es romo. El motor es de «alta cilindrada» solo arranca cuando los beneficios esperados son relevantes. No se pone en marcha por una decisión colectiva sino porque lo decide el mercado.
        Esto hila con la pregunta que planteas acerca de quién pone la etiqueta de «relevante». Desde mi punto de vista, en este sistema de mercado, en el que las economías cooperativa y de los bienes comunes están supeditadas a la del mercado, es este quien lo decide. Y como resulta que el mercado (según la ciencia económica) es un automatismo que lleva a la «mejor opción» «(económica»), los que tienen el poder de decisión son los que controlan y mandan en el mercado. ¿Cuántas farmacéuticas controlan el mercado mundial?
        Yo citaba en mi comentario no solo el ébola. También hablaba de la polio y del VIH y podría hacerlo de más enfermedades. Casi con seguridad esos caso (y muchos más) puedan ser explicados mediante varias razones y desde varios puntos de vista. Pero todos ellos tienen en común que el resultado es beneficioso para los de arriba (o el primer mundo), que incrementan la desigualdad y que se han decidido en el mercado. Incluso si la comunidad (sus representantes políticos) quiere participar en la decisión tiene que acudir al mercado y aportar los fondos que arrancan el motor.
        Resumiendo, creo que el problema de la salud pública no se puede abordar si no se enmarca en una ideología y conjuntamente con otros problemas fundamentales (femisimo, ecologismo, crecimiento indefinido, desigualdad…).
        Para acabar una de auto-propaganda. En un blog que mantengo («https://aguaenergiadecrecimiento.wordpress.com/») hay publicadas algunas entradas alrededor de temas de salud pública, entre ellas una serie de 11 que expresan mi visión ideológica sobre el tema de la salud pública. Tienen como denominador común la afirmación «Yo soy antihospitalario» y empiezan en la entrada «https://aguaenergiadecrecimiento.wordpress.com/2014/10/15/yo-soy-antihospitalario-que-pasa/»
        Insisto. gracias por la entrada y permitir este diálogo, que me resulta muy sugerente.
        Que siga.
        Mariano

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  2. ortegapascualvictor dijo:

    Hola de nuevo Mariano, prosigo el hilo con gusto: 

    Evidentemente, cada persona tiene su propia ideología, construida por su conocimiento, experiencias previas, educación, contexto, etc. Es probable que esas ideologías ayuden a un individuo a conformar su propia opinión. El problema, es que la ideología y por tanto las opiniones, pueden estar sujetas a multitud de sesgos. Por lo tanto, aunque todo el mundo tenga opinión, creo que hay que tener cierta prudencia a la hora de exponer determinadas cuestiones (o por lo menos eso intento aplicarme a mi mismo, aunque estoy seguro que en multitud de casos se quede solo en un intento). Por tanto, puede ser que exista una ideología/opinion más intuitiva (más espontánea) y otra mas racional (una elección más estadística o contextualizada). Esto es lo que Daniel Kahneman expone como «pensar rápido y pensar despacio» (que a veces coincide) .  Casualmente,  lo hace (en parte) dentro de un contexto económico, pues es premio Nobel de economía. La primera forma de pensar  está más sujeta a los sesgos cognitivos que definen al ser humano, pero esto no quiere decir que sea malo,  si se tienen altos conocimientos en un tema, es probable que  los «sesgos» tengan un  mayor fundamento y utilidad puesto que no todo puede ser apoyado por  la «estadística». Por poner un ejemplo similar al que pone Kahneman, si alguien me describe a un sujeto como «tímido», «retraído «, «meticuloso», «organizado», «detallista», «ordenado» etc, y me preguntan que pienso que es, si agricultor o bibliotecario, probablemente diga bibliotecario. Sin embargo, la estadística me dice que es mucho más probable que sea agricultor, puesto que el numero de agricultores es mucho mayor (y probablemente también lo sea el numero bruto de agricultores «ordenados y retraídos»).  Pero claro,  cuando N=1, puede ser que acierte diciendo que es agricultor, pese que «mis sesgos» han sido  los que han tomado la decisión.

    Ahora si, en relación al tema:

    Cuando el debate gira en torno al mercado de las farmacéuticas  mi sesgo me hace debatir, o justificarlo, desde la posición o perspectiva basada en la heurística de la patofisiología (mecanismos fisiológicos que subyacen a una situación patológica o diagnóstico concreto). Aquí es donde me encuentro cómodo y tengo la capacidad de «pensar rápido y pensar despacio», puesto que conozco el contexto.  Si dentro de este tema, generalizamos el mercado de las farmaceuticas en un un contexto amplio de acción, mi opinion (opinion basada en la evidencia o las certezas fisiológicas) es cambiante en relación al objeto de debate (es decir, es contexto-dependiente).

    En el contexto concreto de la utilidad de las vacunas, para mi no hay discusión alguna. Desde el punto de vista fisiopatológico es un tratamiento efectivo-específico para tratar la infección vírica.  Por lo tanto, es lógico que las estadísticas den sustento a esto, en relación a la reducción/erradicación de virus como viruela, poliomielitis, sarampión, varicela, rubeola difteria, etc. (hay más pero que ahora no se me vienen a la cabeza). Esto no quiere decir que una vacuna sea o no sea necesaria en un determinado caso (esto es otro debate), simplemente hablo de su eficacia. 

    La cosa cambia radicalmente si nos vamos a ver el grueso de situaciones en las que se administra o se prescriben medicamentos. En la mayoría de estas situaciones, los medicamentos no actúan de una forma efectiva-específica (es decir, no modifican o cambian un marcador  relevante «biológico», que guarde relación con la fisiopatología concreta del caso),  Muchas veces, esto ocurre  por el desconocimiento de la patofisiología subyacente a un determinado diagnóstico (que a veces, incluso es erróneo) . En estas situaciones, por lo tanto, la lógica estadística no da el respaldo de la forma que lo hacía para las vacunas; en los últimos años no habido reducción (más bien incremento) en la mayoría de este tipo de situaciones a las que hago referencia. En ocasiones, incluso esto se ha venido haciendo «adrede»;  se administra un tratamiento, o un segundo tratamiento que no es absolutamente nada relevante (efectivo-especifico) si lo comparas con el primero, o simplemente con el paso del tiempo (wait and see). Esto es denominado concominant treatment y  hay casos sorprendentes en la historia de la medicina. Esto, sin duda, se ve favorecido por la privatización sanitaria, puesto que si hablamos de que uno de los principio de la medicina es la valoración del coste/beneficio de una determinada actuación, la privatización hace que la variable «coste» de la ecuación tome mayor protagonismo. En estos últimos casos ya no es la fisiología ni el desconocimiento del profesional lo que determina la actuación.

    Por tanto…, volviendo al debate del mercado farmacéutico. He comentado que mi sesgo me hace ver el debate desde un punto de vista fisiológico, pero cabe destacar que este tema tiene muchas perspectivas de debate. Por supuesto, aquí entra, como expones, la perspectiva socioeconómica, sociopolítica, etc. Es aquí donde pensar «más despacio» me resulta más complicado, pues el horizonte de este tema lo tengo más limitado (sin duda leeré las entradas que expones, aunque alguna ya habia leido). Sin embargo, si «pienso deprisa», de una forma intuitiva y posiblemente más sesgada, lo veo del siguiente modo:
    Todo lo que molesta al primer mundo es mucho mas «rentable» y parece ser socialmente más «relevante» de estudiar, investigar, tratar, etc.  Por ejemplo, se investiga mucho más y se dedica más dinero  al cancer, que es una enfermedad que preocupa en gran medida al primer mundo (por el nº muertos/nº habitante y comparativa con otras causas), que para otro tipo de enfermedades que estadísticamente afectan a mucha más población, pero que esta más limitada al tercer mundo (como por ejemplo las enfermedades derivadas de la falta de potabilización del agua, o por ejemplo de las derivadas de la falta de alimentos, que por otro lado, para muchas de ellas si existe tratamiento).

    Para seguir con el hilo, y así  ampliar esta visión paralela a la fisiología, cosa que me es útil para ver el tema desde diferentes perspectivas, te hago un par de preguntas:

    En eso de que el «motor de arranque es el beneficio esperado (que actualmente es económico)» ¿Cuál debería ser la alternativa (criterios) para que ese motor arranque fuera igual de rápido, pero quizás de un modo más justo (ese escenario, a lo mejor eutópico, en el que el no sea el mercado económico el que tenga las «llaves»)?. ¿Crees que si los beneficios económicos esperados no fueran positivos (en el caso COVID),  ocasionaría que no se pusieran en marcha estos «motores de alta cilindrada»?¿Podría tener esto un efecto negativo  al «enlentecer» ciertas cosas que puedan ser necesarias?

    ¡Gracias por seguir con el hilo, el cual gente me ha informado que anda siguiendo!

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  3. Mariano dijo:

    Gracias por tus comentarios y, ya que provocas, sigo.

    Me parece que nos estamos dispersando, así que voy a intentar ser concreto y expresar casi solo afirmaciones, sin razonamientos. Empiezo por las preguntas que dejas colgando.

    * Creo que, en el sistema actual, no hubiese (importantes) beneficios económicos (superiores a los que producirían otras inversiones, no se activaría el «motor de arranque». Es una de las razones por las que creo que hay que modificar el sistema.

    * Creo que hay que pensar en quién es el receptor de los beneficios. Si los beneficios son comunes, la iniciativa privada no tiene ningún interés en «arrancar»: Solo tiene interés si los beneficios son privados (suyos). Es algo parecido a un chantaje: si quieres que yo haga esto, que todos necesitamos, tienes que compensarme con tanto. Tienes que «engrasar» el circuito.

    * Creo que la pregunta sobre cuál podría ser la alternativa tiene trampa. Cuando, allá por los finales de la edad media, empezó a surgir el capitalismo nadie pidió a los críticos con el feudalismo una hoja de ruta detallada, simplemente porque es algo posible. Si queremos un sistema más adecuado a nuestras necesidades tendremos que evolucionar hacia él en una construcción común y colectiva. Tenemos que construirlo.

    * Sí que creo que la dirección no es del todo nítida pero tiene rasgos. Desde el punto de vista del sistema creo que tenemos que evolucionar hacia el poner en valor, en el mundo exclusivamente económico, a otros agentes distintos del mercado y hoy prácticamente desaparecidos: el estado, la familia (y los trabajos domésticos) y los comunes. No puede ser el mercado el que defina todo.

    * Creo que mucho de ello ya existe, aunque la economía (los economistas) lo ignoran porque no forma parte del mercado, no tiene valor propio, es gratis. Ahí está wikipedia o, en el ámbito sanitario, los casos muy significativos de la donación de sangre y de órganos. Hoy es altruista y cubre las necesidades, lo que quizá no ocurriese si se remunerase el servicio. Es cambiar la forma de pensar.

    * Para concretar algo más, me remito al título de los 7 capítulos de un libro muy sugerente («La economía rosquilla» de Kate Raworth, no en internet):
    —- CAMBIAR DE OBJETIVO (abandonando el PIB como medida de bienestar).
    —- VER EL PANORAMA GENERAL (abarcando más que los bienes económicos y el mercado)
    —- CULTIVAR LA NATURALEZA HUMANA (en lugar de solo la naturaleza económica)
    —- APRENDER A DOMINAR LOS SISTEMAS (con la complejidad real que tienen)
    —- DISEÑAR PARA DISTRIBUIR (que la igualdad sea un objetivo desde el primer momento)
    —- CREAR PARA REGENERAR (que la regeneración también aparezca desde el principio)
    —- SER AGNÓSTICO CON RESPECTO AL CRECIMIENTO (no idólatras integristas).

    * Es el ya viejo tema del crecimiento indefinido en un mundo finito, asociado al cambio climático

    * Ya sobre otras cuestiones que han ido saliendo y que me chocan un poco.

    * Creo que es necesario distinguir entre «ideología» y «opinión». Yo tengo o me formo opiniones y pueden estar sesgadas por mi ideología, pero la ideología creo que no tiene sesgos. Cada uno tenemos la que tenemos y no hay manera de establecer si alguna es la buena. «Hablando con precisión no existe ninguna certeza, solo hay gente que está segura» decía la portada de un libro. De ahí surge la democracia, para, en esas condiciones, poder tomar decisiones colectivas. Las decisiones no pueden ser «científicas».

    * De acuerdo con que es preciso ser prudentes, pero eso no puede llevar a negar la ideología. El conjunto, muchas veces, define el problema concreto. Por ejemplo, el análisis relativo a la igualdad de género no puede abordarse solo desde la fisiología.

    * Una cuestión que subyace en todo es la relativa a la «verdad científica», concepto muy etéreo y muy alejado de la certeza. De hecho los científicos se dedican a desmontar las verdades anteriores (también verdades nuevas). Una afirmación se considera una verdad científica no cuando se haya demostrado sino cuando, sometida a los intentos de destruirla por los pares, los haya resistido. Por eso, por falta de tiempo, hoy no puede haber ninguna verdad científica acerca del coronavirus. Nadie tiene autoridad para establecer lo que es verdad, pero trabajamos con lo que tenemos. Los científicos, como el resto de los mortales, no tiene garantizado que sus opiciones sean «verdades científicas».

    * No he leído a Kahneman, aunque sí sé que es psicólogo (no economista ni tampoco sociólogo). Me ciño solo a tus afirmaciones sobre el pensamiento lento y rápido. Creo que nadie tiene derecho a afirmar como objetivamente cierto algo que es fruto de un pensamiento rápido, Otra cosa es una charla entre amigos, pero un «experto» nunca debiera caer en eso.

    * Hablando de nobeles de economía. Estoy estudiando del caso de Merton y Scholes (1997), premiados por desarrollar (con Black, mencionado en la decisión pero que ya había muerto entonces) la fórmula de Black y Scholes que permitía valorar los derivados financieros y que, no mucho después, fue uno de los elementos desencadenantes de la crisis de 2008. Era una valoración «sin riesgos». Mientras que entre los premios nobeles de medicina, física… no hay discrepancias de fondo duraderas, entre los premios nobeles de economía hay incluso escuelas enfrentadas durante décadas (y que siguen). La economía, hoy, es pura ideología.

    * Siguiendo con nobeles de economía. Creo que no hay ninguno que lo haya sido por predecir lo que va a pasar, que es sobre lo que hoy se consideran competentes: Lo han sido por explicar el pasado o desarrollar la técnica (yo discrepo de que sea una ciencia).

    * Hila con la idea de lo que es un «experto». Alguien decía, hablando de España; que era alguien que venía de fuera y traía diapositivas en inglés. Hoy hemos mejorado y ya tenemos «expertos» autóctonos. Hoy podría ser alguien que ha leído un libro (incluso si no tiene relación con la disciplina de la que es experto) y que sea percibido como tal por los medios, sea por sus opiniones extravagantes o por su habilidad expresando sus opiniones, por su capacidad de ser noticia o, incluso, por haber dedicado su vida a trabajar honestamente el tema.

    * El ejemplo del agricultor. Creo no está bien traído. No creo que dijese que «es» agricultor, sino que «no lo puedo saber, pero lo más probable es que sea agricultor». Incluso, si conociese el tamaño de las poblaciones de agricultores y bibliotecarios que son ordenados, meticulosos… podría decir la probabilidad pero nunca el resultado.

    * La validez o no del mecanismo de decisión no puede evaluarse por el resultado de la apuesta (por cierto, pienso que hoy los mercados se parecen mucho a los casinos). Por ejemplo, una apuesta por solo el «6» en una tirada de dados contra los otros cinco números (en una apuesta apuesta a la par) estaría mal tomada incluso si saliese el 6.

    * Sobre la utilidad de las vacunas, totalmente de acuerdo. Ellas y algunas aportaciones más (potabilización del agua, saneamiento…) son las causas del descenso de la tasa de muerte en el último par de siglos.

    * Otros conceptos que es preciso diferenciar son los de salud y sanidad (pública o privada). Las vacunas forman parte del sistema de salud (el más afectado por los recortes en la última crisis) mientras que los hospitales están en el sistema sanitario. Las cuestiones que tratan ambas son muy distintas y, por tanto, también lo son los mecanismos con los que se deben abordar las decisiones. En un hospital se lucha (o eso se dice) por salvar cada una de las vidas individuales mientras que las vacunas buscan proteger al colectivo. En el marco de su ideología, la presidenta de la Comunidad de Madrid apuesta por hacer hospitales y no es casualidad.

    * La discriminación en salud no solo aparece entre países «ricos» y «pobres». También la tenemos aquí. Basta ver, por ejemplo, que 30 días, a una mascarilla diaria, a 1€ para una familia de 4 personas es un 12% del ingreso mínimo vital. Casi nada.

    * No tengo nada que aportar a las cuestiones fisiológicas. Estoy convencido de que tu exposición es correcta (para mí).

    Hasta aquí llego. Cierra el tema cuando quieras que, quizá, ya estemos siendo un poco pelmas.

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